domingo, 24 de julio de 2011
Ellos siempre nos están observando.
La Biblia contiene gran cantidad de referencias sobre los padres. En el libro de Proverbios se nos ilumina bastante sobre este tema:
" Hijo mío, escucha las correcciones de tu padre y no abandones las enseñanzas de tu madre. Adornarán tu cabeza como una diadema; adornarán tu cuello como un collar " (1,8-9); " Porque el Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido " ( 3,12); " Escuchen, hijos, la corrección de un padre; dispónganse a adquirir inteligencia " ( 4,1); " Cuando yo era pequeño y vivía con mi padre, cuando era el niño consentido de mi madre, mi padre me instruyó de esta manera: Aferrate de corazón a mis palabras; obedece mis mandamientos y vivirás " ( 4,3-4). " Hijo mío, obedece el mandamiento de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre. Grábatelos en el corazón; cuélgatelos al cuello. Cuando
camines, te servirán de guía; cuando duermas, vigilarán tu sueño; cuando despiertes, hablarán contigo ( 6, 20-22); " El hijo sabio es la alegría de su padre; el hijo necio es el pesar de su madre " (10,1); " El hijo sabio atiende a la corrección de su padre, pero el insolente no hace caso a la reprensión " ( 13,1); " El necio desdeña la corrección de su padre; el que la acepta demuestra prudencia " (15,1); " El hijo sabio alegra a su padre; el hijo necio menosprecia a su madre " ( 15, 20); " La corona del anciano son sus nietos; el orgullo de los hijos son sus padres " (17,6); " Engendrar a un hijo necio es causa de pesar; ser padre de un necio no es ninguna alegría" ( 17,21); " El hijo necio irrita a su padre, y causa amargura a su madre " ( 17, 25); " El hijo necio es la ruina del padre " (19,13); " Al que maldiga a su padre y a su madre, su lámpara se le apagará en la más densa oscuridad " (20,20); " La necedad es parte del corazón juvenil, pero la vara de la disciplina la corrige " (20,15); No dejes de disciplinar al joven, que de unos cuantos azotes no se morirá. Dale unos buenos azotes, y así lo librarás del sepulcro" ( 23,13-14); "Escucha a tu padre, que te engendró, y no desprecies a tu madre cuando sea anciana "(23,22); "El padre del justo experimenta gran regocijo; quien tiene un hijo sabio se solaza en él. ¡ Que se alegren tu padre y tu madre ! ¡ Que se regocije la que te dio la vida ! ( 23,24-25); " El hijo derrochador deshonra a su padre " ( 28, 7)..
miércoles, 20 de julio de 2011
La ira de Dios
"El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él" (Juan 3:36)
domingo, 17 de julio de 2011
Los otros gitanos de Rajasthan, India.
Aquí os presento también a mi pueblo, el mas olvidado tal vez, y puede que sea por no ser precisamente europeo o americano, pero es mi pueblo también, ¿Quién les pudiera anunciar el Evangelio de Salvación? ¿Quien los pudiera sacar de unas creencias tan paganas e idolatras? Te pido Elohim en forma de oración, que prepares a hombres y me cuentes entre ellos para ir a predicarles las buenas nuevas de salvación.
viernes, 15 de julio de 2011
martes, 12 de julio de 2011
Los Estandartes de Israel.
El primer pueblo que tuvo un estandarte identificatorio fue el pueblo judío. Luego, a partir de allí las demás naciones, pueblos y reinados copiaron esa modalidad. (Numeros 2)
El pueblo judío, cuando salió de Egipto, marchaba por el desierto distribuido en doce formaciones, constituidas por las doce tribus de Israel. Cada una de esas tribus poseía un estandarte identificatorio, que era del mismo color de la piedra que identificaba a la tribu, y estaba colocada en el pectoral del Sumo Sacerdote (Cohen Gadol).
La tribu de Reubén
La tribu de Reubén poseía como piedra identificadora (en el pectoral del Sumo Sacerdote) a la especie llamada "odem" (rubí) y llevaba un estandarte color rojo. En el estandarte de ellos estaba dibujada la forma de unas frutas llamadas "dudaim" (es una fruta que es parecida a la forma del cuerpo de un ser humano.
La tribu de Shimón
La tribu de Shimón poseía como piedra identificadora (en el pectoral del Sumo Sacerdote) a la especie llamada "pitdá" (esmeralda) y llevaba un estandarte color dorado ("iarok"). En el estandarte de ellos estaba dibujada la ciudad de Shejem (en memoria de la derrota que infringió Shimón, el patriarca original de esa tribu, al pueblo de Shejem, a quienes mató vengando de ese modo el vejamen del hijo del líder de ese pueblo a su hermana Dina - Génesis 34).
La tribu de Leví
La tribu de Levi poseía como piedra identificadora (en el pectoral del Sumo Sacerdote) a la especie llamada "Bareket" (cristal) y llevaba un estandarte de tres colores, un tercio del estandarte era color blanco, un tercio color negro, y un tercio color rojo. En el estandarte de ellos estaba dibujado el pectoral que contenía el Urim ve Tumim (el nombre Sagrado de YAHWEH).
La tribu de Judá
La tribu de Yehuda poseía como piedra identificadora (en el pectoral del Sumo Sacerdote) a la especie llamada "Nofej" y llevaba un estandarte semejante al color del cielo. En el estandarte de ellos estaba dibujado un león.
La tribu de Isajar
La tribu de Isajar poseía como piedra identificadora (en el pectoral del Sumo Sacerdote) a la especie llamada "Safir" (safiro) y llevaba un estandarte color negro azulado. En el estandarte de ellos estaba dibujado el sol y la luna, porque esta tribu era experta en saber los tiempos.
La tribu de Zabulón
La tribu de Zabulón poseía como piedra identificadora (en el pectoral del Sumo Sacerdote) a la especie llamada "Iahalóm" (diamante o hay quienes piensan que se trataba de una perla) y llevaba un estandarte color blanco. En el estandarte de ellos estaba dibujada una embarcación (ya que la tribu de Zebulún comerciaban llevando mercaderías vía marítima, y con las ganancias obtenidas, mantenían a la tribu de Isajar que se abocaban al estudio.
La tribu de Dan
La tribu de Dan poseía como piedra identificadora (en el pectoral del Sumo Sacerdote) a la especie llamada "Leshem" (topacio) y llevaba un estandarte color parecido al del zafiro (negro azulado). En el estandarte de ellos estaba dibujada una serpiente (que muerde los talones de los caballos de los jinetes del ejército enemigo haciéndolos caer.
La tribu de Gad
La tribu de Gad poseía como piedra identificadora (en el pectoral del Sumo Sacerdote) a la especie llamada "Shebó" (turquesa) y llevaba un estandarte que no era color negro ni blanco, sino una mezcla de ambos. En el estandarte de ellos estaba dibujada una tropa de ejército (por ser que esta tribu fue a la guerra con Yehoshúa, el sucesor de Moshé, para conquistar la tierra de Kenaan, hoy Israel E hicieron esto a pesar que ellos ya habían tomado su parte de tierra para asentarse del otro lado del río Jordán, o sea, fueron a combatir solo para ayudar a sus hermanos).
La tribu de Naftalí
La tribu de Naftalí poseía como piedra identificadora (en el pectoral del Sumo Sacerdote) a la especie llamada "Ajlama" y llevaba un estandarte color semejante al vino refinado. En el estandarte de ellos estaba dibujada una gacela (porque el patriarca de esa tribu era ágil como una gacela, y utilizó esa virtud para acondicionar el lugar para el sepulcro de su padre que había fallecido, la cueva de Majpela.
La tribu de Aser
La tribu de Aser poseía como piedra identificadora (en el pectoral del Sumo Sacerdote) a la especie llamada "Tarshish" y llevaba un estandarte de color similar a las piedras preciosas con las que se adornan las mujeres. En el estandarte de ellos estaba dibujado un olivo (por ser que la tierra que les tocó a esa tribu en la repartija de los territorios de Israel era abundante en olivos, que producían aceite para el candelabro y las ofrendas del Templo Sagrado).
La tribu de José
La tribu de Yosef poseía como piedra identificadora (en el pectoral del Sumo Sacerdote) a la especie llamada "Shoham" y llevaba un estandarte de color completamente negro. La tribu de Yosef estaba dividida en dos tribus, una llamada Efraín y la otra Menashé, en nombre de sus hijos que le nacieron en Egipto. En el estandarte de ellos estaba dibujado Egipto, el lugar donde crecieron, y se convirtieron en dos tribus.
En el estandarte de Efraín, además de Egipto, estaba dibujada la figura de un toro. En el estandarte de Mensahe, además de Egipto, estaba dibujada la figura de un reem (animal de gran tamaño).
La tribu de Benjamín
La tribu de Benjamín poseía como piedra identificadora (en el pectoral del Sumo Sacerdote) a la especie llamada "Iashpe" y llevaba un estandarte que contenía una combinación de colores equivalente al de todas las demás tribus. En el estandarte de ellos estaba dibujado un lobo.
domingo, 10 de julio de 2011
miércoles, 6 de julio de 2011
El Altísimo juzgará tu huerto
"En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos" (Juan 15:8)
martes, 5 de julio de 2011
La religión de los judíos
Jesús nació judío, se crió en el judaísmo e inició su Magisterio ateniéndose escrupulosamente a la religión de sus ancestros. Por ello, los cristianos consideramos sagrado lo mismo que Jesús consideró sagrado. Para nosotros el Antiguo Testamento es Palabra de Dios revelada. Jesús vino para engrandecer aquella revelación, para completarla y darla a conocer a todos los pueblos de la Tierra.
La religión judía se basa en un principio: la adoración al único Dios (Yahvéh) y la estricta obediencia a su Ley religiosa escrita: la Torah.
La Torá hebrea.
La Torá hebrea es la compilación de la Ley revelada a Moisés por Dios y era el punto central en torno al cual se desarrollaba toda la vida judía. La religión judía es una religión muy estricta porque desarrollo final de su Ley está condicionado por la durísimas condiciones de vida de la marcha a través del desierto con Moisés y la conquista de la Tierra Prometida con Josué. Algunos ejemplos:
1- los judíos tienen prohibido comer carne de cerdo, ¿por qué? porque un atracón de cerdo en un clima desértico tiene efectos más que negativos.
2- Los judíos son sumamente estrictos con el tema de la impureza. Así, hay ellos distinguen entre cosas que son puras y cosas que son impuras, cosas que se pueden tocar y cosas que no, y si se toca algo impuro hay que descontaminarse lavándose concienzudamente para purificarse. Evidentemente esto tiene una raíz disciplinaria: un pueblo en marcha necesita unas medidas higiénicas constantes para evitar enfermedades, contagios, epidemias, etc.
Los judíos hacían constantes sacrificios a Dios: animales, vegetales o incienso eran sacrificados diariamente en el Templo por los sacerdotes.
Los sacerdotes se contaban por miles y eran los encargados de todo el ritual sagrado judío. Además, eran los intérpretes de la Ley mosaica (la ley de Moisés). Debían ser personas puras según sus cánones, por lo que no podían tener ningún defecto físico. Además debían ser de la tribu de Leví (una de las doce tribus en las que se dividían los judíos). Su salario provenía de un impuesto especial que pagaban los judíos. El día sagrado de los judíos era el sábado (Sabbath).
En los Evangelios se habla de distintas ramas de la religión judía o castas sociales (que todo se mezcla) porque en el siglo II a.C. el judaísmo se había escindido en dos facciones:
Los Fariseos creían que la Ley mosaica era un código vivo y que por tanto su vida debía atenerse exclusivamente a lo que en él estaba prescrito. Creían en la inmortalidad del alma, la resurrección de los muertos, los ángeles y los demonios y tenían sus propios barrios en las ciudades y aldeas en el campo. En la época de Jesús los escribas, los encargados de copiar las escrituras y los fariseos eran prácticamente lo mismo. Jesús llamará hipócritas a la mayoría de ellos y les dirigirá sus críticas. Los fariseos perseguirán a Jesús porque desde el primer momento vieron en Cristo un peligro para sus viciados intereses de casta.
Los saduceos eran la facción aristocrática del judaísmo. Se diferenciaban por aceptar la Ley mosaica literalmente y rechazar todo lo que no se encontrara en ella, por lo que pensaban que Dios no se inmiscuía en la vida cotidiana de los hombres y que cada cual podía hacer lo que creyera más conveniente para sí. No creían ni en la inmortalidad del alma ni en la resurrección de los muertos.
Otra rama mucho menos conocida fueron los esenios, que adquirieron gran importancia histórica con el descubrimiento en 1947 de los famosos escritos de Qumrán escondidos en una gruta cerca del mar Muerto. Eran integrantes de una comunidad religiosa contemporánea a Jesús que desaprobaban las prácticas religiosas de Jerusalén y se habían retirado al desierto para formar una comunidad de orantes que creía que el fin del mundo era inminente. Algunos quieren ver un antecedente de los cristianos en este grupo, pero esto es incorrecto ya que los esenios como grupo religioso nunca fueron cristianos.
El consejo supremo de los judíos era el Sanedrín formado por 71 miembros con mayoría de los saduceos. En la época de Jesús sólo tenía competencias religiosas.
Los judíos celebraban cinco fiestas principales: Pascua, Pentecostés, festival de la Cosecha, fiesta de las Trompetas y día de la Expiación. Además de éstas se celebraban todos los sábados y fiestas menores. La noche del viernes sonaban las trompetas del Sabbath y todos debían interrumpir el trabajo porque la Ley mosaica prohibía cualquier tipo de labor en sábado. Incluso las comidas debían prepararse el viernes. Por la mañana se congregaban en la sinagoga.
La sinagoga era un edificio generalmente de planta cuadrangular con una sala amplia donde se reunían los judíos para orar. Cada sinagoga estaba dirigida por un comité elegido entre los lugareños. La ceremonia comenzaba con un hombre que oraba y después otros siete que leían pasajes de la Torá. Al terminar la lectura se decía un sermón. Al atardecer volvían a sonar la trompetas y se daba por finalizado el Sabbath.
La vida religiosa oficial de Israel se articulaba en torno al grandioso Templo de Jerusalén.
El Templo de Jerusalén tal y como lo vio Jesús a principios del siglo I de nuestra era. La ilustración lo muestra visto desde el sur. En la esquina noroeste se alza la imponente mole de la fortaleza Antonia, una de cuyas torres formaba parte del Templo. La Antonia estaba ocupada por una cohorte de auxiliares del ejército romano bajo el mando de un tribuno.
Durante las celebraciones los soldados ocupaban los techos del atrio en previsión de disturbios.
El Templo de Jerusalén tiene sus orígenes en el Templo construido por el rey Salomón y que tras su destrucción fue reedificado por Zorobabel después del exilio en Babilonia. Tras la guerra que le dio definitivamente el trono, el rey Herodes el Grande llevó a cabo una obra colosal de reconstrucción total que comenzó entre el 20-19 a.C. y que sólo se terminaría completamente tras 60 años de trabajos. Herodes dobló la extensión del Templo antiguo, para lo que hubo que construir gigantesco muros de contención a fin de crear una plataforma artificial, ya que el terreno se hallaba en pendiente del valle de Cedrón (allí el nivel de la plataforma está a unos 45 metros del suelo). Para descargar el peso, en la esquina sudeste la plataforma se sostenía en un sistema de arcos de descarga conocidos como "los establos de Salomón". El nuevo patio tenía planta rectangular y medía 480 x 300 metros. Estaba rodeado por paredes de piedra de 5 m. de espesor. De aquella inmensa construcción hoy nos queda la gran plataforma que aún sigue dominando Jerusalén. Hoy, gracias a las excavaciones arqueológicas que se han podido llevar a cabo a partir de 1967 en el perímetro (aquella zona no está para muchas bromas...) tenemos una idea bastante exacta de todo lo que fue este colosal recinto sagrado. En concreto, la parte de la zona inferior de la imagen, con la gran escalera en forma de L (extremo inferior izquierdo) que daba acceso a la zona de reuniones y parte administrativa del Templo (a partir del año 30 d.C. se reunía allí el Sanedrín), y las grandes escalinatas centrales que llevan a la zona de reuniones y la parte superior izquierda, donde se hallaba la famosa "Torre Antonia", la fortaleza que se alzaba amenazadoramente en una de sus esquinas y una de cuyas torres (la más alta) se adentraba en el mismo recinto del patio del templo. Las excavaciones de la zona sur han sacado a la luz un edificio de baños rituales donde los judíos se purificaban antes de acceder al Templo.
El Templo constaba de dos partes: el enorme pórtico exterior que formaba un cuadrado porticado en su parte interna con enormes columnas delimitaba un patio llamado "atrio de los gentiles" al que todos podían acceder fueran judíos o gentiles, hombres o mujeres y el edificio del Templo en sí, situado en el centro del patio y que tuvo que ser construido por mil sacerdotes adiestrados en albañilería a fin de que manos impuras no lo profanaran antes de ser consagrado. Un muro bajo de medio metro de altura en la que había placas donde se leía la siguiente advertencia en griego y en latín: "Ningún extranjero podrá entrar en la balaustrada y recinto que rodean la zona del templo. El que sea capturado será reo de muerte". Este edificio constaba de varias partes diferenciadas: tenía nueve entradas cuyas puertas estaban forradas de placas de oro y plata. Las tres puertas occidentales daban acceso al llamado "patio de las mujeres". Desde éste, una gran puerta de bronce daba acceso al "patio de los israelitas" donde las mujeres no podían acceder y que estaba presidido por un enorme altar de mármol blanco donde se hacían los sacrificios diarios y tras él la fachada monumental del recinto sagrado, un edificio en forma de T de mármol blanco y oro. Este edificio constaba de dos recintos: el primero era el Santuario, cuyas puertas de oro estaban abiertas aunque cubiertas por cortinajes. En el santuario, al que sólo podían acceder sacerdotes, se hallaban el calendabro de siete brazos o menorah, símbolo de Israel, la mesa del pan ácimo y el altar del incienso. Más allá, una enorme cortina ocultaba el Sancta Santorum, una enorme habitación sin ningún tipo de decoración ni mueble alguno donde sólo podía entrar el sumo sacerdote una vez al año para quemar incienso el día de la expiación.
En este Templo comenzó Jesús su vida pública a los doce años, según nos relata Lucas en el segundo capítulo de su Evangelio, versículos 40-49:
El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.
Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua.
Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta
y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo su padres.
Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca.
Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles;
todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas.
Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.»
El les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?»
La religión judía se basa en un principio: la adoración al único Dios (Yahvéh) y la estricta obediencia a su Ley religiosa escrita: la Torah.
La Torá hebrea.
La Torá hebrea es la compilación de la Ley revelada a Moisés por Dios y era el punto central en torno al cual se desarrollaba toda la vida judía. La religión judía es una religión muy estricta porque desarrollo final de su Ley está condicionado por la durísimas condiciones de vida de la marcha a través del desierto con Moisés y la conquista de la Tierra Prometida con Josué. Algunos ejemplos:
1- los judíos tienen prohibido comer carne de cerdo, ¿por qué? porque un atracón de cerdo en un clima desértico tiene efectos más que negativos.
2- Los judíos son sumamente estrictos con el tema de la impureza. Así, hay ellos distinguen entre cosas que son puras y cosas que son impuras, cosas que se pueden tocar y cosas que no, y si se toca algo impuro hay que descontaminarse lavándose concienzudamente para purificarse. Evidentemente esto tiene una raíz disciplinaria: un pueblo en marcha necesita unas medidas higiénicas constantes para evitar enfermedades, contagios, epidemias, etc.
Los judíos hacían constantes sacrificios a Dios: animales, vegetales o incienso eran sacrificados diariamente en el Templo por los sacerdotes.
Los sacerdotes se contaban por miles y eran los encargados de todo el ritual sagrado judío. Además, eran los intérpretes de la Ley mosaica (la ley de Moisés). Debían ser personas puras según sus cánones, por lo que no podían tener ningún defecto físico. Además debían ser de la tribu de Leví (una de las doce tribus en las que se dividían los judíos). Su salario provenía de un impuesto especial que pagaban los judíos. El día sagrado de los judíos era el sábado (Sabbath).
En los Evangelios se habla de distintas ramas de la religión judía o castas sociales (que todo se mezcla) porque en el siglo II a.C. el judaísmo se había escindido en dos facciones:
Los Fariseos creían que la Ley mosaica era un código vivo y que por tanto su vida debía atenerse exclusivamente a lo que en él estaba prescrito. Creían en la inmortalidad del alma, la resurrección de los muertos, los ángeles y los demonios y tenían sus propios barrios en las ciudades y aldeas en el campo. En la época de Jesús los escribas, los encargados de copiar las escrituras y los fariseos eran prácticamente lo mismo. Jesús llamará hipócritas a la mayoría de ellos y les dirigirá sus críticas. Los fariseos perseguirán a Jesús porque desde el primer momento vieron en Cristo un peligro para sus viciados intereses de casta.
Los saduceos eran la facción aristocrática del judaísmo. Se diferenciaban por aceptar la Ley mosaica literalmente y rechazar todo lo que no se encontrara en ella, por lo que pensaban que Dios no se inmiscuía en la vida cotidiana de los hombres y que cada cual podía hacer lo que creyera más conveniente para sí. No creían ni en la inmortalidad del alma ni en la resurrección de los muertos.
Otra rama mucho menos conocida fueron los esenios, que adquirieron gran importancia histórica con el descubrimiento en 1947 de los famosos escritos de Qumrán escondidos en una gruta cerca del mar Muerto. Eran integrantes de una comunidad religiosa contemporánea a Jesús que desaprobaban las prácticas religiosas de Jerusalén y se habían retirado al desierto para formar una comunidad de orantes que creía que el fin del mundo era inminente. Algunos quieren ver un antecedente de los cristianos en este grupo, pero esto es incorrecto ya que los esenios como grupo religioso nunca fueron cristianos.
El consejo supremo de los judíos era el Sanedrín formado por 71 miembros con mayoría de los saduceos. En la época de Jesús sólo tenía competencias religiosas.
Los judíos celebraban cinco fiestas principales: Pascua, Pentecostés, festival de la Cosecha, fiesta de las Trompetas y día de la Expiación. Además de éstas se celebraban todos los sábados y fiestas menores. La noche del viernes sonaban las trompetas del Sabbath y todos debían interrumpir el trabajo porque la Ley mosaica prohibía cualquier tipo de labor en sábado. Incluso las comidas debían prepararse el viernes. Por la mañana se congregaban en la sinagoga.
La sinagoga era un edificio generalmente de planta cuadrangular con una sala amplia donde se reunían los judíos para orar. Cada sinagoga estaba dirigida por un comité elegido entre los lugareños. La ceremonia comenzaba con un hombre que oraba y después otros siete que leían pasajes de la Torá. Al terminar la lectura se decía un sermón. Al atardecer volvían a sonar la trompetas y se daba por finalizado el Sabbath.
La vida religiosa oficial de Israel se articulaba en torno al grandioso Templo de Jerusalén.
El Templo de Jerusalén tal y como lo vio Jesús a principios del siglo I de nuestra era. La ilustración lo muestra visto desde el sur. En la esquina noroeste se alza la imponente mole de la fortaleza Antonia, una de cuyas torres formaba parte del Templo. La Antonia estaba ocupada por una cohorte de auxiliares del ejército romano bajo el mando de un tribuno.
Durante las celebraciones los soldados ocupaban los techos del atrio en previsión de disturbios.
El Templo de Jerusalén tiene sus orígenes en el Templo construido por el rey Salomón y que tras su destrucción fue reedificado por Zorobabel después del exilio en Babilonia. Tras la guerra que le dio definitivamente el trono, el rey Herodes el Grande llevó a cabo una obra colosal de reconstrucción total que comenzó entre el 20-19 a.C. y que sólo se terminaría completamente tras 60 años de trabajos. Herodes dobló la extensión del Templo antiguo, para lo que hubo que construir gigantesco muros de contención a fin de crear una plataforma artificial, ya que el terreno se hallaba en pendiente del valle de Cedrón (allí el nivel de la plataforma está a unos 45 metros del suelo). Para descargar el peso, en la esquina sudeste la plataforma se sostenía en un sistema de arcos de descarga conocidos como "los establos de Salomón". El nuevo patio tenía planta rectangular y medía 480 x 300 metros. Estaba rodeado por paredes de piedra de 5 m. de espesor. De aquella inmensa construcción hoy nos queda la gran plataforma que aún sigue dominando Jerusalén. Hoy, gracias a las excavaciones arqueológicas que se han podido llevar a cabo a partir de 1967 en el perímetro (aquella zona no está para muchas bromas...) tenemos una idea bastante exacta de todo lo que fue este colosal recinto sagrado. En concreto, la parte de la zona inferior de la imagen, con la gran escalera en forma de L (extremo inferior izquierdo) que daba acceso a la zona de reuniones y parte administrativa del Templo (a partir del año 30 d.C. se reunía allí el Sanedrín), y las grandes escalinatas centrales que llevan a la zona de reuniones y la parte superior izquierda, donde se hallaba la famosa "Torre Antonia", la fortaleza que se alzaba amenazadoramente en una de sus esquinas y una de cuyas torres (la más alta) se adentraba en el mismo recinto del patio del templo. Las excavaciones de la zona sur han sacado a la luz un edificio de baños rituales donde los judíos se purificaban antes de acceder al Templo.
El Templo constaba de dos partes: el enorme pórtico exterior que formaba un cuadrado porticado en su parte interna con enormes columnas delimitaba un patio llamado "atrio de los gentiles" al que todos podían acceder fueran judíos o gentiles, hombres o mujeres y el edificio del Templo en sí, situado en el centro del patio y que tuvo que ser construido por mil sacerdotes adiestrados en albañilería a fin de que manos impuras no lo profanaran antes de ser consagrado. Un muro bajo de medio metro de altura en la que había placas donde se leía la siguiente advertencia en griego y en latín: "Ningún extranjero podrá entrar en la balaustrada y recinto que rodean la zona del templo. El que sea capturado será reo de muerte". Este edificio constaba de varias partes diferenciadas: tenía nueve entradas cuyas puertas estaban forradas de placas de oro y plata. Las tres puertas occidentales daban acceso al llamado "patio de las mujeres". Desde éste, una gran puerta de bronce daba acceso al "patio de los israelitas" donde las mujeres no podían acceder y que estaba presidido por un enorme altar de mármol blanco donde se hacían los sacrificios diarios y tras él la fachada monumental del recinto sagrado, un edificio en forma de T de mármol blanco y oro. Este edificio constaba de dos recintos: el primero era el Santuario, cuyas puertas de oro estaban abiertas aunque cubiertas por cortinajes. En el santuario, al que sólo podían acceder sacerdotes, se hallaban el calendabro de siete brazos o menorah, símbolo de Israel, la mesa del pan ácimo y el altar del incienso. Más allá, una enorme cortina ocultaba el Sancta Santorum, una enorme habitación sin ningún tipo de decoración ni mueble alguno donde sólo podía entrar el sumo sacerdote una vez al año para quemar incienso el día de la expiación.
En este Templo comenzó Jesús su vida pública a los doce años, según nos relata Lucas en el segundo capítulo de su Evangelio, versículos 40-49:
El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.
Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua.
Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta
y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo su padres.
Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca.
Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles;
todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas.
Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.»
El les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?»
domingo, 3 de julio de 2011
Sublime Gracia.
Palabras de John Newton antes de morir: "Mi memoria esta cerca de apagarse, pero puedo recordar dos cosas: que soy un gran pecador, pero que Cristo Jesús es un gran Salvador"
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