miércoles, 14 de diciembre de 2011

No apaguen el fuego del Espíritu

Ellos tendrán los mil fallos que queramos atribuirles, pero no le podemos quitar la armonía con la que viven entre ellos, como celebran y gozan delante del Altísimo, en este aspecto admiro y envidio a el pueblo judío, ojala algo de ese sentir se nos impregne a muchos. Ya que en muchas de nuestras iglesias se respira un aire rancio de tristeza y depresión.

Sal: Lc 1,46-50.53-54: “Se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador”
1Tes 5,16-24: “Que su espíritu, alma y cuerpo, sea custodiado hasta la venida del Señor”
Hermanos:
Estén siempre alegres. Oren constantemente. Den gracias en toda ocasión, pues esto es lo que Dios quiere de ustedes en Cristo Jesús.
No apaguen el fuego del Espíritu; no desprecien el don de profecía; sino examínenlo todo.
Y quédense con lo bueno.
Guárdense de toda clase de maldad. Que el mismo Dios de la paz los santifique totalmente, los conserve íntegros en espíritu, alma y cuerpo, y sin reproche hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo.
Él, que los ha llamado, es fiel y cumplirá sus promesas.

lunes, 12 de diciembre de 2011

“Dios está en busca de verdaderos adoradores”


Jesús dijo a la mujer samaritana: “Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad ; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoren, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:23-24).


“Dios está en busca de verdaderos adoradores” es el tema de este mensaje.

En toda época y entre todos los pueblos él está buscándolos.
¿Qué hará con ellos al encontrarlos? Se sobrentiende que su propósito es llevarlos al cielo donde se uniéran a los seres celestiales en hermosas alabanzas tributadas al Todopoderoso por toda la eternidad.


¿Cuántos de los presentes nos identificamos como adoradores de Dios? ¿Cuántos afirmamos, categóricamente, ante el mundo y los ángeles: “Yo Soy adorador de Dios” ? Pues, ¡el Padre no tiene que buscar lejos para encontrar adoradores!, ¿cierto? ¿Cuántos afirmamos con igual certeza: “Yo soy verdadero adorador de Dios”?

¡Ah!, ese adjetivo “verdadero”: ¡cómo cambia los parámetros y dificulta el tema! Ese vocablo “verdadero”, lleno de implicaciones serias. ¿Por qué añadírsele a la palabra “adorador”? Hermano, amigo, debemos darle toda la importancia implícita en la palabra “verdadero”, pues fue incluida por Cristo mismo en sus afirmaciones.

¿De manera que Dios busca solo a “verdaderos adoradores”? Asimismo enseña el Señor.
¿Quiere decir que hay adoradores que no sean verdaderos, que sean falsos? Tal inferencia es obligatoria, ¿no le parece? Si hay verdaderos, se implica que los hay de la categoría opuesta.



La mujer que planteó a Cristo el tema de la "adoración" era samaritana. Ahora bien, los samaritanos adoraban sí a Dios, pero no conforme a las directrices del Antiguo Testamento, el código de leyes divinas que estaba en vigor cuando Cristo habló con aquella mujer al lado del pozo de agua. Por lo tanto, el Señor le dice: “Vosotros adoráis lo que no sabéis”. Adoraban al Dios verdadero, pero adoraban equivocadamente. Efectivamente, adoraban en vano. De ahí que, tristemente, no figuraban entre los “verdaderos adoradores” .



Los escribas y los fariseos del tiempo de Cristo adoraban al único Dios verdadero, pero tampoco se encontraban entre los “verdaderos adoradores” de Dios. Esto lo sabemos porque el Señor los reprendió, diciéndoles: “En vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición” (Mateo 15:1-9). ¿Por qué "en vano"? ¡Porque sustituían "mandamientos de hombres" y su propia "tradición" por las leyes de Dios para la adoración!



Nuestras Iglesias están llenas de adoradores del único Dios verdadero, pero ¿cuántos de ellos son “verdaderos adoradores”? ¿Cuántos siguen sus propios criterios o las tradiciones de tiempos pasados? ¿A cuántos diría el Señor: “Vosotros adoráis lo que no sabéis”?

¿Qué deberíamos hacer para ser contados en el grupo selecto de los "verdaderos" a quienes busca Dios que le adoren? Sencillo, muy sencillo: adorar “en espíritu y en verdad”. ¿Por qué adorar “en espíritu”? Porque “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adore”.