En esta ocasión queridos hermanos y amigos, quería compartir con vosotros una anécdota muy interesante, y es que la dirección de nuestra misión visitaron Israel, una vez allí, los invitaron a una boda judía cosa nada frecuente para aquellos que no formen parte de algunas de las doce tribus de Israel, a los ancianos de nuestra misión le dijeron, vosotros sois pueblo de Israel podéis pasar y gozar con nosotros. Una vez dentro el grupo de ancianos tomaron al novio y le cantaron lo que nosotros los gitanos llamamos “el Yeli”, un ritual nuestro que se pierde en la memoria de los tiempos, se hace esto dando honra a los novios por su buen hacer en el casamiento, una vez estaban cantado “el Yeli”, los miembros de la comunidad judía rompieron a llorar, porque ellos decían que ese ritual y palabra la usaban ellos en tiempos muy remotos. Cada día estoy más convencido que somos un mismo pueblo el judiogitano.
El rostro de la novia permanece velado por la duración de la ceremonia jupá, ofreciendo un poco de su privacidad en este tiempo santo.
La costumbre de cubrir la cara de la novia con un velo se originó con la matriarca Rebeca, que se cubrió el rostro con un pañuelo cuando se reunió con su novio, Isaac.
El velo hace hincapié en que el novio no es el único interesado en la belleza exterior de la novia, que se desvanece con el tiempo, sino en su belleza interior que nunca se perderá.
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